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Incoherències

De 1984 a Farenheit 451

He empezado a leer 1984.

No llevaré más de una cuarta parte del libro, pero me es suficiente como para buscar analogías, hacer reflexiones y asustarme un poco.

En 1984 la sociedad está totalmente reprimida en pensamiento y acción, nadie debe pensar o hacer algo que pueda considerarse fuera de lo normal. Nadie debe ser demasiado inteligente o demasiado tonto, ninguna persona puede poner en duda el modelo de sociedad impuesto por... ¿el Gran Hermano?. Trata también de la manipulación de la historia, los gobiernos hacen predicciones y si luego no se cumplen, falsifican todos los documentos, los rehacen de forma que ahora lo que se dijo ya no existe y se sustituye por unas predicciones que coincidan con lo que realmente ha pasado. Pero ya no sólo en ese aspecto, continuamente se rehace la historia para que todo pase según lo que dice o predice el Gran Hermano.

Analogía --> Hablando con un señor muy amigo mío (no es el amigo de mi abuelo, por si algunos se lo preguntan), me comentaba que cuando era joven siempre le estaban diciendo cómo debía actuar, qué debía hacer, qué debía pensar... y cuando no actuaba de esa manera, entonces había castigo (evidentemente, no el tipo de castigo que se relata en 1984).

El problema de dicho sistema es que no se sostiene por ningún lado, tratar de controlarlo todo y manipularlo todo es caro y casi imposible. Además, la historia nos ha enseñado que la represión despierta al hombre, que se rebela y acaba creando un nuevo modelo de sociedad. En los tiempos de más represión en España pasó realmente algo parecido: en un principio el control era casi total y había una caza enfermiza de todo lo que oliese a izquierda, republicanismo, comunismo o revolución; pero ese sistema poco a poco se fue "adormeciendo", al contrario de lo que se cuenta en 1984 donde el proceso es al contrario. Es evidente que una población reprimida no es productiva y lo único que genera es pobreza. Por eso mismo el proceso natural fue el que fue, de alguna forma Franco evitó así una nueva revolución (no digo que lo hiciera conscientemente, sólo son reflexiones mías).

Farenheit 451 es más complicado. La sociedad es más simple, pero el modelo más complejo. En Farenheit 451 apenas existe una millonésima parte de la represión que existe en 1984. No se trata de una represión directa y dura, para nada. En F451 se podría decir que no existe: porque no es necesaria. Aparentemente es una sociedad normal, la gente se divierte, trabaja, cumple con sus obligaciones, está enganchada a la televisión... algo parecido, por no decir igual, a nuestra sociedad. Sin embargo, algo no es normal. El problema es que no hay nada fuera de lo normal, todo el mundo es normal y nadie en esa sociedad es capaz de planteárselo.
La gente se dedica al ocio, a la evasión, al disfrute de los placeres de la vida. Cuando la gente llega del trabajo lo que hace es ponerse a ver la tele para olvidar la dura jornada. La gente quiere cada vez teles más grandes para tener un mayor disfrute. Y nadie se plantea nada, la vida es como es y hay que disfrutarla.
Es un mundo donde se queman los libros.
Los bomberos en esa sociedad ya no apagan fuegos, los provocan para quemar todos los libros que encuentren. Saben que leer hace pensar a la gente y eso se evita.
En los remotos casos en los que alguien "despierta" y comienza a "darse cuenta de la vida", al principio se deja pasar, pero si el caso persiste... se actúa. Uno no sabe exactamente ni cómo ni por qué.
Lo que más impacta de ese libro es que la gente no tiene casi memoria de lo que pasó, su mente tiene vagos recuerdos de lo que pasa o pasó, pero no se le da mucha importancia a eso: lo importante es disfrutar de la vida.

Analogía --> Existen aspectos que en el libro no tienen su analogía en la vida real. En el libro también hay "una mano del gobierno" que lo controla todo, pero no en el sentido de vigilancia, sino en el control del modelo de la sociedad y eliminar todas aquellas cosas que puedan producir cambios. En 1984 el objetivo a la larga es ese mismo.

Por eso digo "de 1984 a Farenheit". Aunque la sociedad de 1984 está más avanzada tecnológicamente, no lo está en ese modelo de sociedad ya que se requiere una vigilancia total. Farenheit es una sociedad no tan avanzada, pero ese modelo de atontamiento general está mucho más avanzado.

Nosotros somos más complicados. Pero no hace falta pensar mucho para ver que nuestra vida no se aleja demasiado del atontamiento general. Somos libres de pensar y hacer lo que queramos, sin embargo cada vez pensamos menos y somos capaces de hacer menos cosas por nosotros mismos. Somos producto de nuestra sociedad, vivimos con respecto a un modelo de vida y nuestra mente está limitada a ese modelo, no somos capaces de mirar más allá.

Nos duele enormemente que mueran 190 personas en Madrid y no nos produce apenas sentimiento alguno que hayan muerto 53.000 civiles en Irak... ¡¡estamos ciegos!! y lo peor de todo es que lo sabemos pero nos da igual. Tenemos una vida que llevar, una vida basada en todo lo que hemos aprendido y lo que la sociedad nos ha enseñado. Y cada vez nos cuesta más poner en duda nuestra realidad.

Y dudo que haya un "Gran Hermano" detrás de todo, dudo que haya un "Gobierno" más allá controlando que todo sea como debe ser. Me da más la impresión que somos nosotros mismos quienes nos acomodamos, quienes hemos creado poco a poco una cárcel que no podemos ver y de la que no somos conscientes.

¿Es el hombre reprimido más libre?

A veces pienso que sería más rico (como persona) si hubiera vivido una guerra, si me hubieran reprimido o si la vida no fuese tan cómoda como es.

¿Tiende el ser humano a un modelo de sociedad basado en una vida más cómoda?...

Abre los ojos... abre los ojos... ¡despierta!.

4 comentarios

Georgina -

Me ha encantado tu análisis! Te felicito.
Estoy haciendo un trabajo que consiste en relacionar la sociedad de fahrenheit 451 con la actual, y debo decir que tu análisis me ha servido de gran ayuda, muchas gracias!

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El pasado se transmite a través de las personas, con lo que tienen en la memoria y transmiten oralmente a las nuevas generaciones, o a través de lo escrito. El pasado en las obras es alterado con distintos mecanismos. En 1984, se anula la historia y se inventa otra, a la orden del estado, este proceso es algo constante que los funcionarios del partido tienen que hacer a diario. Se rehacen testimonios sin excepción: diarios, libros, revistas, volantes, carteles y todo tipo de material impreso o documental. Esto lo lleva acabo el “Ministerio de la Verdad”, que su objetivo es mentirle a los ciudadanos. Todo es falso, la verdad es tergiversada por el Estado día tras día incesantemente. Los radio parlantes del estado que se encontraban en todas partes y lo periódicos continuamente mostraban los “aumentos” de producción o “mejorías” en cualquier ámbito. El ejemplo más claro es el del chocolate; “Había habido hasta manifestaciones para agradecerle al Gran hermano el aumento de la ración de chocolate a veinte gramos cada semana. Ayer mismo, se había anunciado que la ración reduciría a veinte gramos semanales. ¿Cómo era posible que pudieran tragarse aquello, si no habían pasado más que veinticuatro horas?”. Los ciudadanos como no podían pensar porque sino eran criminales del pensamiento lo creían y era como si no se acordaran de que la semana pasada la ración había sido de treinta gramos. Así, eran supuestamente felices viviendo en la miseria. Los ciudadanos, engañados absolutamente por el Estado, creen que todo esta bien; aunque la verdad es que no piensan, así que el Estado puede seguir teniendo el control de todo.

En el mundo real y cotidiano, las personas tienen una vida regulada y controlada por un Estado que no interviene directamente pero está presente en los pasos de cada uno. A ciencia cierta, nada de lo que se ve en televisión es como parece y las cosas son según el color del cristal con el que se miran. Nada es lo que parece, todo es subjetivo, relativo y mutante en el tiempo y espacio en el que se desarrolla. Es hora de que los habitantes de cada lugar en el mundo abran sus ojos y puedan ver qué se les está ofreciendo desde el poder político. De esta manera, muchas cosas podrían cambiar y se construiría un mundo mejor en el que reine la honestidad y el respeto que son valores fundamentales para cualquier sociedad democrática y para los medios masivos de comunicación, que tienen la obligación de transmitir los hechos tal cual son.
Los mass media son considerados el cuarto poder y eso les permite decidir qué se puede publicar o no, de quién se puede hablar o no y corregir aquello que perjudique la imagen de alguna figura relevante. Es claro, además, que el material que difunden los medios puede influir directa o indirectamente en la opinión de los consumidores y cada uno de los holdings, es decir, los grupos integrados por medios gráficos, radiales y televisivos, tiene su línea ideológica definida.

Felipe Alejandro Estevez -

Lo más sorprendente no es que estas dos obras tan distintas, Fahrenheit 451, de Ray Bradbury y 1984, de George Orwell, compartan el mismo valor simbólico para la vida y la muerte (un valor simbólico que se extiende desde la individualidad hasta la rebeldía social o la disidencia política) sino que el origen de ese simbolismo se encuentre en la literatura. Sin embargo, las coincidencias no se detienen en este punto, pues ambas nos presentan una sociedad futura de carácter distópico donde existe una constante represión de las libertades y un notable rechazo hacia todo lo heterodoxo. Esta opresión que caracteriza los mundos futuros que presentan adquiere su máximo exponente en el rechazo y la consiguiente prohibición de una amenazante y peligrosa literatura. Estas destacables coincidencias no son exclusivas de estas dos novelas, pues también las encontramos en dos novelas anteriores: Nosotros, de Yevgueni Zamiatin, y Un mundo feliz, de Aldous Huxley.
La divergencia evidente entre las novelas se produce en el carácter sociopolítico que imprimen en las sociedades que representan. La obra de Huxley opta por la tecnocracia; la de Zamiatin y la de Orwell por dictaduras comunistas; la de Bradbury por una sociedad capitalista. Sin embargo, a pesar de utilizar regímenes tan diferentes en cuanto al gobierno de sus utopías, las realidades representadas confluyen en un férreo control estatal donde predomina la ausencia de libertades. De ahí que estas novelas estén caracterizadas por una visión negativa del mundo futuro, de marcado carácter “diatópico”, representando una feroz crítica de las sociedades y gobiernos del mundo moderno. Será ese poder, implacable e inaccesible, encarnado bien en personajes concretos que se sitúan sobre los protagonistas en la estructura jerárquica (S-4711, Mustafá Mond, O’Brien o el capitán Beatty), bien en personajes mitificados (el Bienhechor, Ford o el Gran Hermano), el que someta a los individuos y los mantenga en una total sumisión a través de la represión y de una felicidad ficticia derivada de su bajo grado de conciencia. El poder se sostiene por el miedo: miedo a perder la vida, miedo a ser torturado, miedo al rechazo, miedo a perder la comodidad adquirida, la posición social. En las novelas de Zamiatin, de Huxley y de Bradbury, en un momento pretérito, la humanidad tiene que elegir entre la libertad y la felicidad, y opta por la felicidad;[8] decisión que conduce a un vacío personal que se esconde tras el fanatismo político, la anulación de la individualidad, la evasión de la realidad a través de las drogas o la risa continuada de la telepantalla. En ese futuro, las relaciones personales son meramente superficiales, incluso en el ámbito familiar (en Nosotros y en Un mundo feliz no existe la familia).
El pasado se transmite a través de las personas, con lo que tienen en la memoria y transmiten oralmente a las nuevas generaciones, o a través de lo escrito. El pasado en las obras es alterado con distintos mecanismos. En 1984, se anula la historia y se inventa otra, a la orden del estado, este proceso es algo constante que los funcionarios del partido tienen que hacer a diario. Se rehacen testimonios sin excepción: diarios, libros, revistas, volantes, carteles y todo tipo de material impreso o documental. Esto lo lleva acabo el “Ministerio de la Verdad”, que su objetivo es mentirle a los ciudadanos. Todo es falso, la verdad es tergiversada por el Estado día tras día incesantemente. Los radio parlantes del estado que se encontraban en todas partes y lo periódicos continuamente mostraban los “aumentos” de producción o “mejorías” en cualquier ámbito. El ejemplo más claro es el del chocolate; “Había habido hasta manifestaciones para agradecerle al Gran hermano el aumento de la ración de chocolate a veinte gramos cada semana. Ayer mismo, se había anunciado que la ración reduciría a veinte gramos semanales. ¿Cómo era posible que pudieran tragarse aquello, si no habían pasado más que veinticuatro horas?”. Los ciudadanos como no podían pensar porque sino eran criminales del pensamiento lo creían y era como si no se acordaran de que la semana pasada la ración había sido de treinta gramos. Así, eran supuestamente felices viviendo en la miseria. Los ciudadanos, engañados absolutamente por el Estado, creen que todo esta bien; aunque la verdad es que no piensan, así que el Estado puede seguir teniendo el control de todo. En Farenheit 451, el Estado prohibe la existencia de cualquier tipo de libro porque estos pueden llegar a crear inquietudes que pueden llegar hasta a causar revoluciones o anarquías. Para que nadie lea, los bomberos queman todo lugar donde se sepa que hay libros para que así no puedan existir más. Como dijó el capitán de los bomberos, Beatty: ”No aflijamos a los hombres con recuerdos. Que olviden. Quemémoslo todo. El fuego es brillante y limpio”. Para el Estado es peligroso que los ciudadanos lean porque esto conduce al pensamiento y los ciudadanos de Fahrenheit 451 no acostumbran a pensar. Sin duda, el conocimiento que dan los libros y el saber cosas del pasado puede causar desarmonía; pero, por otro lado, puede hacer que la humanidad no se equivoque en los mismos errores que se ha equivocado antes y así de una vez por todas poder evolucionar. Así se construye una ideología en la que reina el engaño y/o ocultación, debido a que el gobierno, no da los motivos reales del por qué quemar los libros, sino que da explicaciones falsas a sus ciudadanos, de forma que estos están en error de forma inconsciente, por lo que no hay libertad, y esto ayuda sin duda alguna a mantener a la sociedad al margen de los libros, y a que sean más ignorantes de lo que lo serían con la presencia de libros. Dependiendo de las actitudes del individuo ante el conocimiento y la búsqueda de la verdad, en una sociedad sin libros es difícil encontrar a alguien que nos pueda ayudar a encontrar la verdad, a conseguir una sociedad abierta, tolerante y preocupada por la investigación, la verdad y que pueda salir de la ignorancia, del error, tanto individual como colectivo, es casi una empresa imposible. Siempre puede haber un grupo de personas preocupados y con interés por saber, aprender y enseñar como ocurre en la novela con el grupo de personas que son los “hombres libro”. Estos consiguen leer un libro y memorizarlo para poder contarlo y cambiar impresiones con sus conciudadanos y así por medio de este intercambio de conocimiento mantener una actitud intelectual individual y colectiva dentro de los márgenes que les permite la ley. Para ejemplificar la labor que cumplían los “hombres libro”, esto es lo que dijó uno de ellos, Granger: “Mejor es guardarlo todo en la cabeza, donde nadie pueda verlo ni sospechar su existencia. Todos somos fragmentos de Historia, de Literatura y de Ley Internacional, Byron, Tom Paine, Maquiavelo o Cristo, todo esta aquí (mente)”.

Felipe Alejandro Estevez -

Farenheit 451 es más complicado. La sociedad es más simple, pero el modelo más complejo. En Farenheit 451 apenas existe una millonésima parte de la represión que existe en 1984. No se trata de una represión directa y dura, para nada. En F451 se podría decir que no existe: porque no es necesaria. Aparentemente es una sociedad normal, la gente se divierte, trabaja, cumple con sus obligaciones, está enganchada a la televisión... algo parecido, por no decir igual, a nuestra sociedad. Sin embargo, algo no es normal. El problema es que no hay nada fuera de lo normal, todo el mundo es normal y nadie en esa sociedad es capaz de planteárselo.
La gente se dedica al ocio, a la evasión, al disfrute de los placeres de la vida. Cuando la gente llega del trabajo lo que hace es ponerse a ver la tele para olvidar la dura jornada. La gente quiere cada vez teles más grandes para tener un mayor disfrute. Y nadie se plantea nada, la vida es como es y hay que disfrutarla.
Es un mundo donde se queman los libros.
Los bomberos en esa sociedad ya no apagan fuegos, los provocan para quemar todos los libros que encuentren. Saben que leer hace pensar a la gente y eso se evita.